La Liguria en bicicleta es un destino EXCELENTE, a mi juicio subvalorada entre los destinos más deseados de Italia, sin conocer ninguno otro destino de Italia.
Entramos a Italia y a la liguria exactamente 1,5 kilómetros después de salir de Menton y no puede dejar de sorprendernos que en esas líneas imaginarias que hoy no sirven de mucho que son las fronteras se dividan dos culturas. De repente y sin más te cambian el idioma, todo el mundo habla mucho más fuerte, las ciudades son un poco más desordenadas pero lindas y te sientes en un lugar un poco más amable, no sé en que cosas pero simplemente así se percibe.
La primera ciudad Italiana es Ventimiglia, mi primera oportunidad de practicar el Italiano que he estado aprendiendo en Duolingo (llevo 31% de fluidez!).
Ok,no lo que estaba esperando pero me entendieron, me vieron turista y me hablaron en inglés! Una muestra de preocupación por el turista! excelente, ya me está gustando Italia.
La costa en La riviera Ligure es tan linda como en La riviera Francesa, con sus cerritos a lo Papudo para mantenernos entretenidos y dándonos tiempo para leer los carteles de los negocios locales, fijamos la vista en el primer pueblo que suena conocido en la ruta, San Remo.
Antes de llegar a San Remo nos metimos en una ciclovía impresionante de más de 25 kilómetros que solía ser una vía de un tren que ahora quedó ahí, simplemente destinada a la práctica deportiva y para hacer los pueblos mejor conectados y más humanos. La diferencia....
Lo mejor de todo es el último túnel de la ciclovía, que debe tener unos 2 kilómetros con toda la historia de la carrera más larga de la temporada de ciclismo profesional, la Milan San Remo. Hay carteles cada unos 50 metros que cubren la historia de la carrera desde 1900 aproximadamente hasta ahora. Lo más notable es que los corredores la terminan con un promedio de velocidad de más de 40 kms por hora, que es lo que nosotros hacemos cuando vamos bajando un cerro en una recta con el viento a favor...PROMEDIO!
Atravesamos un montón de pueblitos todos bonitos, pasamos por una ciudad un poco más grande que se llama Imperia y terminamos el día en un camping cerca de Cervo, después de haber entrado a otro grande con gente mala onda y un lugar pésimo terminamos en el que finalmente dormimos sólo porque el signori de la puerta fue muy muy simpático, por mucho que nos costara entenderle. The problem, los mosquitos que nos siguieron devorando en cada camping cerca de la playa, no hay caso, vez que paramos de pedalear y nos duchamos comienzan a picar las piernas y brazos...y casionalmente orejas y dedos y en el caso de la Cami la frente (Como no lo sintió!).
La mejor noticia del día fue que al fin nos dijeron que sí a una solilcitud de Couchsurf para el día siguiente en la ciudad de Savona, lo que nos dejaba unas horitas para cubrir los 50 kilómetros de viaje al día siguiente que por fin fue con un día 100% de sol. Si un día quieren vacaciones de playa por Europa, recomiendo esta parte de la costa. Agua transparente, ciudades lindas y mucha playita pequeña entre ciudades. Alessio es particularmente lindo por si me toman en serio. A pesar de tener que escalar hartos cerros durante el día, las vistas que obtuvimos del mare compensaron el esfuerzo. Todo se empezó a poner un poco más feo cuando nos acercamos a Savona, porque es un puerto bien importante de tránsito de bienes a la Isla de Cerdeña y tierra adentro hacia Udine.
Así llegamos a la casa de Marco y Silvia, nuestros primeros hosts de Couchsurfing. Pero antes tuvimos que ir a un Mcdonalds a tratar de robar wifi para ubicarnos con ellos, lo que siempre es una paja. Si van a estar más de dos semanas en un país vale la pena comprarse un SIM de prepago para usar internet de todas maneras. Ahora tenemos uno, que es todo lo que necesitamos porque mi teléfono terminó de morir y solo tenemos el de la Cami. Marco nos recibió ya que trabajaba un turno de noche en el puerto de Savona, mientras que Silvia es enfermera y todavía no llegaba a casa. Tienen un lindo departamento en un edificio viejo , de esos de techo alto y sin ascensores. si bien la mañana fue una delicia, el subir las escaleras con los bolsos a cuestas después de horas de subir cerros es TAN pero TAN no agradable.... Lo que fue muy agradable fue la recepción, desde e primer momento.
Les explicamos a ellos de que ese día en la noche eran las postulaciones a las visas Working Holiday a Nueva Zelanda, así que nos jugábamos en gran parte nuestro plan para todo el 2016, y ellos muy comprensivos nos pasaron su computador y mientras esperábamos Silvia se puso a cocina y nosotros a lavar ropa. Cuan poco valoramos lo que tenemos, hasta que nos tocan una seguidilla de días de lluvia o días que hay que pisar a fondo, y no tenemos la opción de lavar ropa, y cada mañana ponerse calcetines más tiesos sabiendo que les van a tocar soportar horas y horas de sudor intenso de nuevo... sigo prefiriendo eso a andar con un par de calcetines para cada día en la semana y no tener espacio para mi bendita comida en las alforjas.
Bueno en resumen, no nos dieron la visa de la Cami asi que el día siguiente fue un día medio triste, el que afortunadamente nos tocó pasar jutno a nuestros nuevos amigos, porque mientras le dábamos miles de vueltas al que hacer, cocinamos un lomo saltado para el almuerzo, salimos a conocer la ciudad y a comprar focaccias, y por la noche cuando llegó Silvia salimos a comer unas tremendas y exquisitas pizzas. De cuanto sirve sufrir tanto por lo que va a pasar después si no te permite gozar el momento? Aspirar a una vida simple también es en gran parte sentirse pleno con lo que se tiene en el momento. En mi mente, cuando diseñé la ruta original de nuestro viaje una de las cosas que más contento me tenía era precisamente el saber que durante al menos 6 meses las preocupaciones llegaban hasta donde dormir en la noche, quizás que hacer mañana. Eso lamentablemente con el cambio de planes se convirtió de nuevo en un meter tramos de viaje por aquí, comprar pasajes por acá, asegurarse de que todo llegue bien embalado, de estar a tiempo, de pagar la tarjeta, de la visa...se desimplificó, y me ha costado harto volver a verle el valor de lo que estamos haciendo solor seguir estancado en mi visión original, otro pecado que vale la pena combatir: No dejar que tus ilusiones iniciales respecto a lo que sea moldeen el cómo vives la experiencia finalmente....porque puede que venga la lluvia y te regale calcetines mojados y ya sabes...
De vuelta a Savona con mi fe restaurada en las redes de hospitalidad, salimos a conocer algo muy característico de la ciudad. A las 18:00 todos los días sin exepción, en la plaza de Savona suenan 21 campanadas desde el monumento a los caídos en la primera guerra mundial. Durante ese lapso nada se mueve. La gente se pone de pie y deja de hablar, la policía detiene el tránsito y no se siente nada más que los campanazos y luego, como si fuera una película todo vuelve a la normalidad. Lo mejor es ver la cara de los turistas que no andan advertidos de eso trantando de enteder que mierda pasa.
Nuestro día 4 de estadía en la Liguria nos tocaba llegar a la capital de la región Genoa, que como toda ciudad grande reconocible genera una ansiedad especial por conocer, por muy poco que sepas de ella. Para mí, Genoa es el lugar donde Colón armó su travesía, era uno de los reinados ricos medievales por ende me esperaba mucho palacete antiguo, y es de donde es el Genoa FC y la Sampdoria asi que esperaba ver un poco de rivalidad en las calles.
Al final, si encuentro sólo una forma de describir a la ciudad es como un puerto muy muy grande. Son al menos 15 kilómetros, sin exagerar, en que las playas son reemplazadas por edificios portuarios de diverso tipo rankeando entre feos hasta muy horribles. Las calles no se quedan atrás, y por estar tan circuladas por camiones cuesta un mundo recorrerlas sin comerse de vez en cuando un bache que te rebote hasta el derrier. Lo primero que hicimos al llegar fue buscar una tienda Decathlon para comprar un cortavientos de reemplazo al de la Cami que perdió la vida en gesta heróica en algún momento no escrito en nuestra historia.
Habiendo hecho eso nos sentamos a comernos una pizza, porque son ricas. Y en eso estábamos pensando en buscar una hostal para salir a conocer la ciudad que tiene mucho cerro y mucha calle peatonal, cuando se nos ocurrió revisar Airbnb y encontramos una pieza casi al mismo precio que dos camas en la hostal que quedaba a la chu en una pieza para 6. Asi que fuimos, nos recibiereon, me tocó subir las dos bicis y las alforjar por una escalera hasta la casa, pero quedamos super bien instalados y listos para salir a conocer la cidad a pie.
Hay solo un problema con ese plan.
Andar en bici en la mañana y caminar por la tarde son pésimos complementos. Son como la piscola y el chocolate, no puedes comer uno y esperar que el otro siga siendo rico. Después de caminar 5 cuadras ya íbamos los dos con mala cara, pero no nos decíamos nada. Además la ciudad era una seguidilla de pistas de autos enredadas que subían y bajaban feas, pero bien feas. Finalmente llegamos a nivel de mar y estaba lleno de inmigrantes vendiendo selfie sticks o simplemente juntos por nacionalidad no haciendo nada en una escena bien deprimente.
Me llamó la atención la cantidad de Ecuatorianos, dicen que hay varios miles de ellos por allá. Junto con todos los que hay en Barcelona me pregunto si hay más fuera que dentro de Ecuador. Finalmetne llegamos al centro históico y aqui al amigo se le ocurrió subir unas escaleras a un mirador para ver el atardecer. Ese fue el golpe de gracia. Si bien la ciudad de verdad tiene una arquitectura preciosa y un muy buen trabajo de conservación, en nuestras condiciones con suerte nos veíamos más allá de la punta del zapato.
Pasamos por Genoa sin pena ni gloria, y aún así siento que no me perdí de nada.
El quinto día era un día especial. La familia Tealdo tiene su historia en Chile a partir de principios de siglo XX, cuando Aarone Tealdo Daneri llegó a Valparaiso junto a otro monton de inmigrantes de la misma zona de Italia, la zona de Chiavari, pueblito ubicado a 40 kilómetros al este de Genoa. Como se podrán imaginar ese era nuestro objetivo para el día. La gracia y a la vez un problema de viajar así es que los días son todos iguales, semana o fin de semana. Eso hasta que se te ocure hacer algo que requiera de la participación de otros, como por ejemploir a una iglesia o un registro para averiguar sobre la precedencia de tu familia, lo que pasa con una frecuencia de locos... Lamentablemente entramos a Chiavari un Sabado en la tarde asi que sorry familia Tealdo, más info de la familia van a encontrar en wikipedia que en este blog.
Lo bueno es que tras la salida de Genoa el camino recobra su belleza casi instantaneamente , además con una vegetación más frondosa, más bosque de pinos lo que siempre repercute en mejor olor. Marco nos recomendó que al pasar por el pueblo de Recco probásemos las focaccias de formaggio de ahí, que son tantas veces mejor que una masa con queso caliente. Se mueren lo rico que es pero como no soy poeta paaa describir sabores con palabras los dejo que gogleen "focaccia di formaggio riceta" y traten de recrealras en casa, 120% recomendadas.
Lo que nadie nos dijo es que después de las focaccias el camino se fue en dirección cielo por un tramo largo, y después bajaba, y después subía, como cerca de la frontero hispano-francesa. De nuevo súper lindo preo entre la digestión y la escalada no quedaba energía ni para pensar, así que entramos a Chiavari en gloria y majestad, nos sentamos en una plaza y debemos haber dejado pasar sus buenos 30 minutos antes de hablarnos y decidir buscar un lugar para pasar la noche. Llegamos al primer camping que encontramos y de nuevo la simpatía del encargado nos convenció de pagar un poquito más de lo que nos gusta pagar pero sabiendo que va a valer la pena. Además el camping estaba justo al frente de la playita y antes incluso de armar la carpa nos fuimos a nadar un ratito con el sol del atardecer de fondo.
Mientras conversábamos y cenábamos decidimos irnos a nueva Zelanda igual y compramos los pasajes, asi que se redujo bastante el grado de ansiedad que traía esos días. La mañana siguiente la usamos para recorrer Chiavari, que resultó ser un pueblito hermoso, y justo Domingo en la mañana había una feria de antiguedades donde probablemente la mitad del pueblo estaba tratando de venderle algo a la otra mitad. Nosotros? bien gracias, pero no me llevo nada porque no me cabe.
Tras Chiavari la siguiente ciudad atractiva en el mapa se llama La Spezia. Pero ya teníamos super clara la película porque nos habían advertido, ahora si empiezan las subidas serias. De Chiavari al este el camino ya ni hace el intento de irse por la costa sino que se lo llevaron al lugar más bajo donde pudieran pasar
. Es de los caminos más lindos que hemos hecho, bajo un clima muy agradable para pedalear (sol pero sin calor), pero es duro con D mayúscula. El puerto de montaña se llama El paso del gracco. Tiene solo 680 metros sobre el nivel del mar. Pero hay que tener en cuenta que parte en la cota 0, y que tiene rampas que si bien no sé la pendiente, nos tuvo yendo a menos de 5 kms por hora, eso es más lento de lo que camino. Y cuando llevas una bici con 20 o más kilos amarrados a esa velocidad hay que hacer harta fuerza sólo para no caerse. Y para colmo de males como la ruta es bonita, la usan los motoqueros para ir a correr. Así que mientras nosotros moríamos a 5 kms por hora de repente nos pasaban unos groupies de Valentino Rossi bien por sobre los 90 kmh con sus chaquetitas de cuero con joroba...putos.
Uno pensaría que tras tan ardua jornada tendríamos una duchita y un merecido descanso, preo yo no lo pensé así. El camino para abajo era colina de pasto y bosque, granjas dispersadas por ahí muchas de ellas abandonadas, el escenario ideal para una noche de ahorro acampando por ahí. Pasamos por un camping y preguntamos el precio y eran 20 euros, por poner la carpa en un montón de piedrecilla y una ducha. No parecía correcto simplemente. Pasamos por un pueblo ya casi al caer el sol llamado Brugnano, compramos focaccias y dulces de masa y salimos hacia La Spezia buscando un lugar donde dormir. La cami nunca se convence a la primera del wild camping, porque no duerme bien, porque está nerviosa y atenta a cada ruido que se siente. Es verdad, yo tampoco duermo como duermo en un camping pero me encanta igual. Me encanta poder tirar carpa con el ocaso y tratar de despertarnos con el amanecer y dejar todo como si no hubiéramos pasado. Me encanta saber que no necesitamos nada más que lo que andamos trayendo para pasar una noche, aunque implique cambiar una ducha por pasarte una toalla húmeda por la cara y después los sobacos, ojalá en ese orden y me gusta además esa sensación de ilegal que tiene por este lado de la tierra, hace que esos pesitos ahorrados valgan mucho más que su valor en plata. además, es de verdad la única forma que tenemos de salir a pedalear tempranito en la mañana, que son las horas más ircas del día para hacerlo y ese día nos tocó un manjar de mañana.
Acampamos cerca de un río y desde ahi las montañas se tiñeron del color de la Araucanía, junto con el rocío evaporándose, el olor a leña quemada de las casas cerca del camino. Tan lejos en un paisaje tan familiar, igual a Antofagasta. Sinceramente sentí lástima cuando llegamos a la Spezia, 18 kilómetros andados, pues de ahí el camino seguía por la costa. Me pude conformar con Pizza para el desayuno, que grande que es Italia. Después de más de una hora comiendo, aseándonos en el baño y cargando el teléfono-GPS partimos en dirección a Pisa, 80 kilómetros distante de donde nos encontrábamos cuando eran las 11 de la mañana, con la idea de llegar hasta donde la lluvia pronosticada nos parase.
Gues what? No llovió mucho y llegamos a Pisa. 102 kilómetros seguidos, más 60 kms de cerro y todo eso sin ducha. Grande grande Rumbosimple.
El camino es un camino más bien feo porque pasa por pueblos netamente industriales. De que industria? La del marmol. Hacia el norte podíamos ver los últimos altos de los Alpes italianos, con manchas blancas que reflejaban el poco sol que pegaba en la tarde. Súper lindo pero me resultaba poco natural. Y era poco natural! Eran canteras completas de marmol, pedazos de cerro volados dejando al descubierto la piedra blanca. Súper lindo el panorama pero a la vez un poco triste pasar por pueblos que en su mayoría mantienen su infraestructura feudal en su ambiente boscoso y luego encontrar muestra más dram´tica de industrialización que tener la misma tierra cercenada a la vista....lo que si era genial era ver en las industrias al borde del camino bloques de marmol de 2x2 metros al menos y luego un poco más allá ventas artesanales de estatuas, pisos de mármol, mesas, etc. era tanta la influencia de la piedra que las veredas en los pueblos eran de mármol. Es bakán Italia.
La tarde se nos hizo más lenta porque el camino se transformó en una autopista así que tuvimos que salir a calles de pueblos mientras la lluvia se ponía más fuerte, así que dejamos de conversar, agachamos la cabeza y la vimos. La famosa torre de Pisa, de ahí a puro empuje llegamos contra el viento que se levantaba. Nos sacamos las fotos de rigor al entrar a la Piazza dei miraccoli justo al cumplir los 100 kms en el día.
Lo de después fue una lata de aquellas. Como era tarde y estábamos mojados reservamos una pieza en un hostel que estaba terrible, que decía que tenía desayuno incluído y no tenía, que tenía de recepcionista a un gritón wn que no hablaba ninguno otro idioma, que el wifi solo pescaba en la terraza bajo la lluvia. Entré a revisar si al menos había agua caliente y tras 5 minutos con la mano bajo el agua helada le dije a la Cami que nos íbamos, y vuelta a buscar un lugar. Al final terminamos pagando harto más por una pieza en el centro pero cómodos, tanto que nos quedamos otro día para capear la lluvia de Lunes.
Cada vez que me pasan cosas así agradezco nuestra forma de viaje, a veces sacrificada, a veces incómoda, pero simple e independiente. Cansador puede ser, pero a la vez nos da una actividad principal que hacer, nos permite cocinar nuestra propia comida donde estemos y no nos expone a en cada día tener que regatear por un alojamiento, por tres comidas, por pasajes. no tenemos las ciudades presionándonos a salir conocerlas a pesar del cansancio porque ya que estamos ahí y pagamos por llegar hay que dejar la mochila y salir a caminar sin rumbo o hacia donde nos diga el mapa turístico. Sumando y restando, no lo cambiaría por nada.
Ahora nos encontramos en plena Toscana a unos kilómetros de Florencia, pero eso se guarda para un próximo post.
Todas las fotos de nuestro paso por Italia las puedes encontrar AQUI.