Viaje cicloturista

Roma, Napoli y la costa Amalfitana.

Escrito por Matías | Nov 9, 2015 11:00:00 AM

Martes 20 de Octubre, el cumpleaños de mi papá.

Es un día corto, sólo tenemos que cubrir la distancia que nos quedó pendiente el día anterior desde Radicofani para llegar al Lago di Bolsena y descansar... Lavar toda la ropa que no lavamos hace casi 10 días y después descansar. En los días siguientes tenemos que recorrer toda la region de Roma, Napoli y la costa Amalfitana.

Estamos en la cima de los valles a la redonda, así que despertamos con 9 kilómetros de sólo bajada.

Peleamos con nuestra Actioncam para grabar la bajada y hacer un video, pero se traba cada cierto rato por lo fuerte del traqueteo con el camino. Llegamos al plano y sale olor a granja, o sea a caca, y nos acompaña por buena parte del trayecto. Saludamos a la pareja Francesa cuando los adelantamos en un nuevo cruce del camino con la vía, y seguimos adelante hacia el pueblo de Acquapendente. Era que no, éste se encuentra en la punta de un cerro, pero se hace tolerable porque aún no hace nada de calor.

Nos debatimos entre comer algo ahí o comprar comida y llevarla. Bolsena está a doce kilómetros y como es un lago la mayoría debe ser cuesta abajo. Al final decidimos ir al súper y bajar cargados. La bajada se hace una delicia porque no tiene curvas fuertes y el viento sopla a nuestro favor, además hay pocos autos por lo que no es muy necesario frenar con nuestros frenos a mal traer. En un momento reviso el computador y voy a 71 kilómetros por hora, decido bajar la velocidad porque ando con huevos en el bolso, y un poco también para no morir.

El viento, el maldito viento.

Al llegar abajo nos pega en la cara como si rebotase en el cerro y volviera al lago. Pero no es un viento normal, es más fuerte y más constante. A olvidarnos de días de bañarse en el lago bajo el sol. Es un viento que según explicación del dueño del camping golpea la zona por 3 días así como el puelche en el sur de Chile y no hay mucho que hacer al respecto. Mientras veo las olas que forma el viento en el lago pregunto en que día estamos.

"Hoy es el primero, se acaba de levantar". Genial.

Al mal tiempo buena cara dijo la Cami, la ropa se va a secar más rápido. En fin...

Cometimos el error de elegir el lugar más lindo del camping para poner la carpa. almorzamos cocinando en una mesita con parrilla para poder resguardar el fuego de la cocinilla del viento. Pagamos unos 4 euros por una carga en la lavadora del camping y nos sentamos en nuestros trajes de baño y chaquetas para la lluvia a esperar que la ropa colgada se seque.

Como bañarnos en el lago estaba descartado, tras una siestecita salimos a caminar por el pueblo, que al parecer es relevante para la historia del catolicismo porque se autodenominaba "El lugar del milagro eucarístico" (N de la R: Varios días después, en los museos Vaticanos, aprendimos que tiene que ver con que ahí comenzó el ritual este de comer la ostia en misa).

 

Secando ropa en el camping

 

Como buen pueblo balneario cerca de ciudad grande, en Otoño está muertisimo. Afortunadamente para nosotros nos cruzamos justo con la ceremonia inaugural del CAMPEONATO MUNDIAL DE PESCA DEL RÓBALO NEGRO, WOW!

Delegaciones de lugares como Mexico, Venezuela, Sudáfrica, Mozambique y varios países de Europa desfilaban ante la mirada cautivada de 3 viejas y 4 gatos...y nosotros. Tras hablar por Skype con nuestras familias nos fuimos a acostar, no había lugar donde no nos diese frío más que dentro de la carpa.

Cuando mencioné que el lugar para acampar era malo fue porque no estaba cubierto del viento. Pasamos la noche escuchando como pegaba en la carpa, despertándonos ocasionalmente cuando una ráfaga sí parecía capaz de volar nuestras cosas. Nos despertamos al día siguiente a recoger ropa por el camino y a mover la carpa hacia el lado ciego del viento tras unos campers que estaban ahí abandonados hasta el próximo verano.

Ese día llegó al camping una señora que viajaba en bici. Debe haber tenido unos 45 años y era Suiza que vivía en Hannover, Alemania. Ella viajaba por la vía Francígena, en una mountain bike , con sus  correspondientes amortiguadores y neumáticos gruesos. Lo que más gracia nos causó fue que nos dijo que era muy miedosa de los autos y por eso nunca andaba por las calles.

Miedosa. Una mujer que viaja sola en bicilcleta por caminos de tierra durante meses.  Los adjetivos son tan, pero tan relativos..

En la noche de ese segundo día nos encontramos con Antonio, que vanía entrando al pueblo tras dos días de caminata desde Radicofani, y acordamos tratar de encontrarnos en Roma. La Cami se compró una taza, y eso es todo lo que podemos contar de nuestro pasa por el Lago di Bolsena.

Lo malo de estar acercándonos a la capital es que los caminos se empiezan a hacer más transitados, como pudimos comprobar a la mañana siguiente. Saliendo de Bolsena tuvimos una visita muy linda a un cementerio de soldados de la Commowealth, muertos durante la invasión aliada a las tropas Alemanas en el sur de Italia, cuando Italia ya se había desvinculado casi de la guerra.

Leer las leyendas en las placas es una impresión fuertísima. En su mayoría eran Ingleses y Canadienses, entre los 18 y 28 años. La firma de las lápidas, salvo algunas que correspondían a esposas, eran por supuesto de los padres. Han pasado 71 años desde la invasión, padres ya no quedan vivos y esas tumbas las deben visitar sólo aquellos hijos que alcanzaron a nacer poco antes de la muerte del padre.

A esta altura del viaje, con menos de 10 días hasta nuestro avión de salida de Europa, ya necesitábamos un poquito más de planificación. Decidimos no visitar Roma cuando nos tocase pasar por ahí, sino que seguir y luego volver los últimos 3 días antes del vuelo, que salía desde el aeropuerto de Roma-Fiumicino. Sin embargo, un estudio de la ruta nos hizo darnos cuenta de una verdad antigua y dificil de combatir:

Todos los caminos llevan a Roma.

Por el oeste la ciudad se extiende hasta el mar donde además el aeropuerto de Fiumicino corta las calles costeras, así que estábamos obligados a pasar por ahí...y almorzar pizza. Pero me estoy adelantando.

Estábamos en el cementario y de ahí nos fuimos a almorzar a la ciudad de Viterbo, que me pareció la primera ciudad fea desde que entramos a Italia. De ahí teníamos dos opciones, seguir por la vía Cassia, que era la ruta que llevábamos, o hacer un pequeño desvío hacia un laguito que se veía lindo un poco a la derecha.

Esta es la parte cuando maldigo al mundo porque nuestra aplicación de mapas offline no tiene planos de elevación en su vista. Tuvimos que escalar, mas o menos lo mismo que para llegar a Radicofani para llegar a San Martin al Cimino, un pequeño pueblo también medio olvidado, pero que tiene una gracia: Es el comienzo del parque nacional del lago di Vico.

Fueron horas en que nos tuvimos que bajar de las bicis a empujar, pero el camino era una maravilla. Plantaciones de castaños por todos lados hacían que el sol rebotara en las hojas amarillas otoñales que por tramos formaban túneles verdes sobre el camino.

Después de la cumbre, la gloria.

La bajada pasa por dentro de un bosque de esos que hacen que a toda  hora mientras haya luz se vea igual. Olor a bosque! Primera vez que me veo en la necesidad de bajar frenando con todo lo que tengo en las manos, porque no quiero que el camino se acabe nunca. Y todo esto a menos de 100 kilómetros de Roma.

El lago en sí era tan lindo como los de la región de Los Lagos, el problema es que aquí también estaba picado por el viento. Ya atardecía cuando entramos en el pueblo de Ronciglione.

Decidimos que estábamos demasiado limpios como para pagar una ducha. Además la región, llena de plantaciones al lado del pueblo mismo, se presentaba como ideal para el wild camping. Para hacerlo adoptamos la técnica que nos recomendaron Pierre y Majeole: Encontrar un lugar apto para acampar antes de que oscurezca, ir a un bar a comer algo y a asearse en el baño durante el anochecer, y luego volver al sitio cuando ya la noche te camufle de posibles sapos. Lamentablemente elegimos el peor restaurant de italia  para comer, y además pedimos un montón de comida esperando que la Cami se sintiera un poco más confiada del lugar que habíamos visto, que por cierto resultó ser el lugar ideal.

Les he contado ya que la Cami puede dormirse en cualquier circunstancia? Mientras armábamos la carpa decía que estaba nerviosa porque alguien nos podían ver y todo, y que así no iba a poder dormir. Una vez acostada eso le duró como  4 minutos porque tras ese lapso me quedé solo abrazándola y esperando que a mi me bajara el sueño, como suele pasar.

¡Viernes 23! El día de nuestro paso por Roma, que terminó siendo además el más largo del viaje, empezó muy muy bien. La carpa no estaba mojada! Pudimos llegar y guardarla, desayunar un par de yoghurts y galletas y partir antes de las 8:30.

Pasamos por la ciudad de Sutri, que aparentemente tiene unos complejos prrehistóricos impresionantes, porque cuando quisimos meternos con las bicis a un anfiteatro abierto que había salió un guardia con cara de perro y nos dijo que la entrada valía 8 euros. Será en otra oportunidad Antica cittá di Sutri.

Desde Sutri tomamos un camino pequeño y netamente agrícola en dirección al lago di Bracciano. Podríamos habernos ido directamente por la vía Cassi en dirección a Roma pero los lagos están siempre asociados a una idea de camino lindo y agradable para pedalear. El problema es que para llegar a un lago normalmente hay que subir y bajar un cerro. Claro, sino se llamaría río, o el valle inundado de Bracciano.

Curiosamente este lago, que tiene 3 pueblos en sus orillas tiene un camino que por largos pasajes se separa de la orilla del río, dejando a los que quieran comprarse una cabañita a orillas del lago con la misión de tirar un caminito hasta su propiedad. Esto es sobretodo en el tramo del camino que une los pueblos de  Trevignano Romano y Ancillara, porque del lado donde está Bracciano la costa cae al lago en forma de precipicio.

Tras el decepcionante pedaleo por esa orilla que incluyó a la Cami haciendo pipí en un hoyo a orillas del lago, volvimos a tomar un camino que fuera hacia la vía Cassia para así entrar a Roma. Afortunadamente este no es el lado más industrial de Roma así que de las granjas y el verde pasamos pronto a los suburnios poblados de la ciudad sin tener que pasar por polígonos industriales de ningún tipo. El centro de Roma hacia el oeste está envuelto por el río Tíber, así que avanzamos sin sufrir mucho en cuanto a la navegación hasta dar con el río.

Después de eso, puta que sufrimos la navegación...

Es difícil culpar a Roma con lo linda que es pero podrías por lo menos tener dos calles paralelas o perpendiculares seguidas? Toda calle dobla, se separa en dos, se junta con otras, o no se puede seguir avanzando en algún sentido en un momento dado. Los automovilistas al verse en este ambiente tan hostil se comportan como fieras enjauladas además. A eso súmenle que las calles en su mayoría son de adoquines.

El escenario ideal para el ciclista. Considerando todo esto dejamos de lado nuestros planes de almorzar con el coliseo como fondo y nos sentamos en un muy seductor restaurant con olor a Pizza a calmar las pasiones viendo las hordas de turistas Chinos circulando por las calles.

Todavía teníamos que decidir donde pasar la noche y mientras esperábamos mi pizza y su lasagna entramos a Airbnb y encontramos una pieza aparte con baño privado cerca de Roma en una casa campestre de una familia que tenía excelentes reviews y muy buen precio. Eran 40 kilómetros según nuestro mapa así que reservamos y nos relajamos comiendo nuestra exquisita masa con queso y tomate.

Después de eso todo se derrumbó.

Salir de Roma fue una experiencia terrible, tanto por el desastre que les acabo de comentar que son las calles, como por el hacho de que elegimos una que no era. Nos fuimos por la antigua vía Appia, que parece que no ha sido arreglada desde que el señor Appio era emperador, tanto así que elos autos no pueden pasar. Ahora es sólo una ruta que va a antiguas Catacumbas y otros lugares turísticos que de lejos se veían impresionantes. Pero nosotros teníamos otros planes  y mucho que pedalear y ya eran más de las 3:30 PM.

Para llegar a Velletri, el pueblo que albergaba nuestra habitación, teníamos que entrar a la vía Appia nueva la cual lamentablemente tenía todos los atributos que nosotros asignamos a las autopistas.

Eso implica una berma grande pero llena de basura y salidas de alta velocidad con harto flujo de autos. Además, una fila de árboles al oeste de la vía hacía que la berma estuviera levantada por las raíces...pésimas condiciones para pedalear. Después de un rato salimos de la autopista pero entramos en una subida larga y constante extremadamente comepiernas.

Mi cabeza no dejaba de computar los kilómetros pendientes y compararlos con las horas de luz que nos quedaban y los resultados por todos lados implicaban seguir hasta harto después del anochecer. Y todo eso en medio de esta maldita subida que nos tenía yendo a menos de 10 km/h!

Atravesamos Castelgandolfo, Albano y finalmente nos cayó la noche. Por lo menos a partir de ahí el camino dejó de ser ascendente y nos deslizamos entre subir y bajar por lindas colinas en un bosque. Afortunadamente no nos pasó nada pero pedalear por carreteras tan oscuras de noche no se lo recomiendo a nadie. Finalmente encontramos la dirección y ahí nos estaba esperando Siria con su hija y su mamá, ambas con una sonrisa. Debemos haber dado mucha pena a esa altura.

La pieza era un agrado y nos duchamos para sacarnos los 110 kilómetros hechos ese día y le preguntamos a nuestra anfitriona si se rajaba con algo para comer porque del apuro no pasamos al súper. Nos respondió que su mamá nos podía hacer algo simplecito porque ellos también tenían una visita al super pendiente. Terminó siendo una de las mejores comidas del viaje. Spaguetts con salsa de tomate con tomate fresco y la magia de una nona Italiana porque estaba deliciosa. Unas longanizas y ensalada de tomates para acompañar, y mandarinas con castañas asadas de postre. Como pueden imaginar después fuimos derecho al sobre pero que tremenda experiencia fue esa comida, tanto porque nos comimos hasta las cáscaras como por la conversación también. Al final además no nos la quisieron cobrar. Nuestro feedback en Airbnb dice: Ragazzi dinamici e socievoli. Due ospiti davvero grandevoli"

Algunos tienen un Lexus, otros un MBA, nosotros tenemos buenas referencias...

Tras esta agradable día nos dispusimos a disfrutar de las bondades del camino ganadas con la subida del día anterior. Los primeros 15 kilómetros fueron en bajada y luego alcanzamos el plano de la costa, y además con viento a favor! Así que prometía ser un día fácil Atravesamos a unos 22 km/hr la ciudad de Latina y alcanzamos la costa en la ciudad de Terracina a es de las 4 PM para almorzar. Cami entró a un super a comprar comida y terminamos comiendo en un parquecito cerca del mar muertos de la risa porque compramos un jugo de pomelo en vez de naranja y veíamos quien podía tomar más sin cara de asco.

 

Sperlonga

 

Decidimos seguir un poco más hacia un pueblo llamado Sperlonga, que nos había recomendado Siria al que podríamos llegar con luz si seguíamos por la costa. El pueblo es blanco, como los de las islas griegas, pero sin todo el glamour, recorrimos un poco de su costa cuando de repente cruzamos por un bar que tenía en la tele la semifinal del mundial de rugbay que ya estaba en el segundo tiempo. Reviso el mapa y encuentro un camping cercano, llamo y me dicen que están abiertos así que tengo luz verde para sentarnos a ver le partido entre Nueva Zelanda y Sudáfrica.

Pedimos una cerveza y un jugo y en eso convierten un try los all Blacks y el tipo de la mesa de al lado, que parecía ser el único otro interesado en el partido, se para celebrando dejando ver su camiseta de los All Blacks.  

Comenzamos a conversar y en eso se nos suman su esposa y su hija y nos cuentan de su viaje por Europa en casa rodante y nosotros les contamos de nuestro viaje. La pareja más simpática que  conocemos en un largo tiempo. Les contamos por supuesto de nuestros planes de viajar a Nueva Zelanda, nos desean lo mejor e intercambiamos mails para mantenernos en contacto. Nos dicenq ue si necesitamos cualquier cosa en Wellington ellos volverán a fines de Enero, y que por mientras podemos recurrir a la mamá de ella si necesitamos cualquier cosa.  Si todos los Kiwis van a ser así nuestra estadía en NZ va a ser un placer (N. de la R: Ya nos contactamos con la mamá de Louise y nos está esperando a nuestra llegada a Wellington).

Llegamos de noche al camping tras la victoria de los All Blacks y tratamos sin éxito de cocinar una especie de arroz integral que decidió comprar la Cami que no absorve agua, por lo que terminamos comprando una pizza en el restaurant /Bar/Karaoke del camping y dircto a la carpa a descansar. El día siguiente parecía difícil pues había una distancia larga a Napoli.

El problema se resuelve rápido de una manera bastante desagradable. Piso la piedra redonda que usé para enterrar las estacas de la carpa y me doblo el tobillo con tanta fuerza que caigo al piso sin poder mover la pierna del dolor. Pedalear más de 10 kilómetos hasta la ciudad en el día queda descartado. Afortunadamente para pedalear el tobillo no recibe mucha presión pero aún así habría sido bastante imprudente. Decidimos finalmente ir a la estación de trenes local y tomar un tren a Nápoli, lo cual es bueno por otro motivo, te ahorras la asquerosa llegada a ciudad grande, y de lo que aprendemos viendo el camino desde el tren es que fue una buena decisión.

Cuesta encontrar palabras para explicar la primera impresión cuando llegas a la estación central de Napoli

Primero, es feo. Todo feo y gris. Segundo es ruidoso y desordenado. Tercero, tiene muy poco de Italia, recuerda más a Babilonia, inmigrantes de todo África y otros lugares exóticos te acosan para venderte puras huevadas como Selfie sticks  y además se pelean con Italianos con pintas de mafiosos que parcce que son los dueños de las veredas.

Al salir a la calle te das cuenta que las leyes del tránsito son rebajadas a meras sugerencias, y te flanquean cientas de motos Vespas, mucha de ellas manejadas por niños de hasta 11 años. Decidimos bajarnos de las bicis y parar a almorzar, la comida por lo menos no decepciona, pero lo que impresiona es el show que vemos desde nuestra mesa en al terraza mientras comemos. Parece que todo el mundo en Napoli es un personaje, vestido y pintado raro, gritando sólo, estacionando en hasta tercera fila, bajando cosas de sus departamentos mediante un balde a la calle. Niños  en sus motos peinados como Travolta en Fiebre de Sábado por la noche hablando por celular mientras manejan o peleando entre ellos de moto a moto....nos estresó sólo mirar.

Decidimos salir de Napoli para pasar la noche en un camping que marcamos en Pompeya, los 20 kilómetros de vuelta a Napoli los podemos hacer en tren sin tener el stress de la calle, aunque nadie dice que las veredas deben ser mucho más relajadas.

El camino de Napoli a Pompeya es la peor experiencia ciclística que hemos tenido.

20 kilómetros de adoquines y pastelones puestos hace más de un siglo, por pueblos feos como la mentira, condimentado con cortes de camino por trbajo cada 200 metro, y además con subidas y bajadas bruscas. En la literatura ciclista es fácil encontrar episodios de pérdida de la sensibilidad testicular pero nada te prepara para sentir que el flaco y las dos comadres están muertos. Además tampoco te puedes sentar a sobarte hasta que revivan así ue no queda más que sentarte a esperar....y hacerte un examen de fertilidad adonde puedas, lo antes posible....así no se puede pedalear.

Afortunadamente llegamos de noche al Spartacus camping que nos cobra sólo 10 euros por noche donde puedo preocuparme de mis muchachos hasta que revivan. Además en el camping conocemos a una pareja de Sudáfrica que viaja en su Range Rover desde su casa  en Sudáfrica hasta acá, siguiendo la costa este de África. El Jeep es genial y me hace mucho más sentido viajar en eso que en una camper grande, nos cuentan que ese modelo es lo que utilizan la mayoría de los viajeros en África y que no debe ser muy difícil arrendar uno para viajar. Además nos cuentan anécdotas como por ejemplo el despertar en campings y no podere salir a hacer pipí porque hay un hipopótamo enojado comiendo pasto cerca de tu jeep.

Para nuestro próximo retiro anticipado ya tengo un plan en ciernes.

El día siguiente, el día de la visita en trena Nápoli, se transformó en el día de la visita al Carrefour de la cuadra, de lavar ropa, de la siesta más larga del mundo y del hacer nada de nada. Por la tarde conocimos a una pareja que también se quedaba en el camping y viajaba en bici de Dinamarca, pero que en los 5 meses que llevaban de viaje gran parte lo habían hecho en Noruega. Con ellos, más un chico Americano que vivió los últimos 3 años en China salimos a cenar y lo pasamos increíble, con tan selecta concurrencia la selección de anécdotas buenas para tirar dió hasta que nos echaron del restaurant, sólo para después ir a comer helado.

Nápoli simplemente no nos tincó más, así que quedó descartado. Al día siguiente nos levantamos y nos fuimos a las ruinas de Pompeya, la ciudad que quedó sepultada pero increíblemente bien conservada después de la erupción del volcán Vesubio en el año 79 dC. Es una visita que realmente vale la pena , incluso para quienes no son muy dados a la historia mediterránea. Hay una exposición de modelos de yeso de las formas humanas que quedaron atrapadas en las cenizas donde se puede distinguir incluso la posición en que estaban las personas al ser alcanzadas por el material. Además, en lo que era el prostíbulo y los baños hay pinturas en las paredes con diversas posiciones sexuales. Esos griegos eran unos loquillos... En serio si andan por ahí peguense una vuelta y traten de llegar temprano porque se junta mucha gente. Además es un terreno tan grande que si te baja el cansancio te van a dar ganas de irte antes de terminar la visita como a nosotros nos pasó.

 

Teatro Pompeya

 

 

Modelos de yeso de víctimas

 

Kenniy Heidi, los Daneses, estaban acampando en el comedor del bar del camping que estaba cerrado porque ya terminó la temporada en una carpa para 8 personas.  Como eso junto con sus laptops y baterías externas llamó nuestra atención y les pregunté y llevaban más de 60 kilos él y como 45 ella. Más que el doble de nosotros. Claramente hay otra filosofía detrás de un viaje así, la del dolor físico. En todo caso si quieren conocerlos su blog es  www.ecotrip.bike, tienen unos timelapse increíbles y nos contaron como es el proceso de producción de ellos. Algún día Matías, algún día..

Decidimos quedarnos ahí en Pompeya hasta el Juves, siendo Martes. Así que para el día siguiente planeamos salir a conocer la costa Amalfitana con las bicis sin peso, dejando todo de vuelta en el camping. Lo mejor es que si llegábamos a la ciudad de Salerno podríamos tomar un tran de vuelta y así evitar tener que pagar un alojamiento, pues la distancia es muy larga para hacer el ida y vuelta.

Salimos temprano y arrancamos de Pompeya por calles sucias, feas y de mal pavimento, hasta que pegamos con la costa. Un pequeño tramo con mucho tráfico dio paso a más o menos lo que buscábamos cerca del pueblo de Vico y de Meta. Una costa de pendientes fuertes, con mar azul y bosques rodeádolo y casi sin playas sino que acantilados. Entramos a la ciudad de Sorrento con grandes expectativas, porque de ahi son los Sorrentinos, pero no le encontramos ningún brillo. Pasamos por el puerto donde te puedes embarcar a la isla de Capri, pero fuimos advertidos de que de verdad no es tan linda y que te cobran hasta el agua que tomas, así que seguimos.

Para salir de Sorrento hay que atravesar la montaña que separa esa península, así que tuvimos que escalar un buen poco. Ahí fue donde a la Cami la pillaron haciendo pipí en un pasaje con cara póker, pero no entraremos en mayores detalles. Lo que sí vale la pena detallar es que desde ese punto en adelante quedan de lado los pueblos continuos porque la geografía se pone tan linda que no permite mayores expansiones de construcciones, sino que sólo espacio para el camino. Lamentablemente en ese momento nos empezaron a caer las primeras gotas de una lluvia anunciada para el mediodía, pero nada que no nos permitiese seguir. vanzamos por la costa agradeciendo cada minuto de tener que enfrentar esas subidas sin peso en la bici, porque de lo contrario se habría hecho un martirio. Me pregunto como les habrá ido a los Daneses con sus chanchos al hombro de bicicletas cuando les tocó recorrer ese camino.

 

Positano

 

La joya de la coronoa de la costa Amalfitana no es Amalfi, sino que es el pueblo de Positano. Un pueblo tan inclinado que desde el mar parece como un sólo edificio vertical. Lamentablemente para nosotros, por el mismo motivo de su topografía no nos fue muy posible recorrerlo con las bicicletas pero aún así pudimos entnder solo con lo que fuimos capaces de ver el porqué es tan famoso este rinconcito del mundo. El camino desde ahí a Amalfi con sus túneles y sus cerros nos tocó hacerlo bajo la lluvia, así que de sólo entrar a Amalfi buscamos un restaurant techado donde almorzar. Lamentablemente no sabíamos que Amalfi es una tourist trap de aquellas. Con una gran plaza llena de restaurants y poco más que ver o donde comer. Terminamos comiendo poca comida con agua por casi 25 euros. Conversamos con los meseros del restaurant para saber cuanto nos quedaba hasta llegar a Salerno y si era la mejor ruta para nosotros, porque a esta altura ya los días se hacen tan cortos que después de almuerzo te quedan entre 2 y 3,5 horas de luz. Decidimos ir en contra de su consejo de volver a Sorrento y partimos camino a Salerno justo cuando paró la lluvia y comenzaron a verse en el mar unos pocos rayos de sol. Fue una tarde hermosa, de unos 20 kilómetros hechos con calma  con una pendiente predominantemente en bajada y pudiendo conversar pues no había casi nada de tráfico.

Llegamos a una estación de un pueblo chico antes de Salerno, a la ciudad la verdad no llegamos, pero aparecimos en una estación donde no había un alma. Tuvo que pasar un trabajador de aseo para preguntarle donde comprar pasajes y me mandó a una edícola, que son tiendas que venden de todo un poco, a comprar los pasajes del tren.

Así fue que alcanzamos el punto más austral de nuestro viaje por Italia. Desde ahí volveríamos a Pompeya solo con la intención de volver a Roma y tomar nuestro avión. Terminamos el avance que logramos por más de 1.50 kilómetros, llegando a una suma de más de 3.200 acumulados desdeque partimos en Marruecos.  Sin ponerse sensibles, al momento de escribir esto ya me encuentro en Nueva Zelanda con las bicis cargadas para seguir sumando, esto sigue señores.

Tras despedirnos de nuestros, como diría el narrador del club de la pelea "Single serving friends" tomamos el Jueves en la mañana el tren  a Napoli y desde ahí a Roma. Llegamos de noche a la estación central y nos fuimos a una hostal donde nos estaba esperando Antonio. Nuestro amigo español de Radicofani y el lago di Bolsena. La hostal era de verdad unas piezas en un segundo piso administradas por unos Pakistaníes, que fueron lo suficientemente buena onda para dejarnos meter las bicis a la cocina. El resto de las visitas eran principalmente cabros menores que nosotros tomando copete y haciendo city hopping por Europa, habían Mexicanos, Australianos Irlandeses, etc...

Luego de salir a comer por ahí nos pusimos de acuerdo con Anotnio de ir a la mañana siguiente al Vaticano, porque con las colas que se arman para entrar a los museos vaticanos más vale llegar temprano. El problema es que en Roma no hay ninguna plaza o esquina que no tenga algo realmente increíble, entonces comonuestro plan era caminar como 5 kilómetros hasta la entrada nos demoramos más de una hora y media. Así sólo por coincidencia pasamos por la Fontana di Trevi, que está en mantenciones, por la plaza Venezia y el monumento a Victor Emmanuelle que es increíble, y una colección de ruinas, iglesias, obeliscos..increíble.

La visita a los museos vale la pena, están ahí las riquezas de varias civilizaciones que llegaron ahí por obra y gracia de la espada santa, desde las tumbas profanadas de Egipto hasta algunas reliquias de oro inca.  Lo que a mi más me gustó es un pasillo de pinturas gigantes que eran mapas de las regiones del estado pontificio en el siglo 17 encargadas por cierto papa, pero que nos permitieron jugar a hacer nuestra ruta, y Antonio la suya con el dedo. No quiero hablar más del museo, para eso mejor Wikipedia, sobretodo porque es tan grande que cuando llegamos a la capilla sixtina, el gran finale del paseo, algunos miraban el techo y otros como yo buscábamos un lugar donde sentarse. Lamentablemente ahí está prohibido sacar fotos así que los voy a dejar con las ganas.

 

Not

 

 

Frescos de Miguel Ángel

 

A la nave de la iglesia grande de San Pedro no entramos porque la cola era demasiado larga y a esa hora mejor ir a comer pizza.

Para esa noche habíamos arreglado con un host de Warmshowers llamado Luca que llegaríamos después del horario de trabajo. Así que volvimos a la hostal a buscar nuestros bolsos y partimos pedaleando a las afueras de Roma, donde vive el grueso de la población romana que va al centro a hacer trámites y se queja del tráfico. Luca tiene una familia de tres niños entres 4 y 19, y una esposa muy simpática que además es profesora de inglés así que nos llevamos súper bien.

Al día siguiente nos levantamos temprano para ir a buscar cajas para embalar las bicis a las tiendas locales, y nos las llevamos de vuelta plegadas a la casa. Eso nos ocupó casi toda la mañana así que cuando artimos de vuelta al centro en tranvía tuvimos que parar a almorzar ppizza en Trastevere. De ahí nos fuimos caminando relajadamente hacia el monte Platino y el Coliseo. Llegamos a las 14:45 y ceraban a las 15:30 así que nos quedamos con las ganas de entrar, lo que nos deja con la obligación de volver a Roma algún día.

El resto de la tarde caminamos por la ciudad tratando de ver  lo que se pudiera del clásico, o de la final del mundial de rugby. Volvimos y pasamos a una peluquería donde me corté el pelo mientras la Cami se divertía viendo a los niños disfrazados en Halloween pidiéndole dulces al dueño del negocio. Por la noche cenamos con la familia de Luca y así se acabço nuestra aventura Europea. Lo que pasLo la mañana siguiente es una aventura de esas que te pueden pasar en cualquier lugar del mundo en esos días de mierda en que se viaja en avión.

El tierno de Luca nos acompañó a las 7 de la mañana de un Domingo en su auto a la estación de trenes llevandonos las cajas y los bolsos mientras nosotros lo seguíamos en las bicicletas. Llegamos al aerouerto y embalamos las bicis en 45 minutos aprximadamente, junto con meter las alforjas en nuestras bolsas chinas compradas para la ocasión. Llegamos al counter de Singapore Air y nos empezaron a interrogaar sobre las visas . Yo no tenía problema pues cuento conmi working Holiday pero a la Cami no la querían dejar subir al avión porque no tiene ni visa ni vuelo de salida de NZ. Cuento corto hubo que comprarle un pasaje reembolsable para que pudiera entrar, pero lo que ahora cuento como una linda conversación fue de verdad una mañana estresantísima que sólo pudo tener un final feliz gracias a una trabajadora de la aerolínea que se portó increíble con nosotros y nos ayudó hasta que nos subimos al avión.

11:!5 de la mañana hora local. 0:15 de la mañana del día siguiente en Auckland. Paartims un Domingo y llegamos un Martes viajando 11 horas al futuro. Otra avntura está por comenzar. Saludos a todos quienes leyeron este post hasta el final.

 

Todas las fotos de nuestro paso por Italia las puedes encontrar AQUI.

 

Almorzando con Antonio.

 

 

Luca y su familia

 

 

Monumento a Victor Emanuel.

 

 

 

Cami frente al Coliseo Romano