Viaje cicloturista

Pedaleando España: Andalucía en bicicleta.

Escrito por Matías | Mar 28, 2015 4:25:00 AM

Difícilmente haya en el mundo otro lugar en que en tan corta distancia geográfica haya tanta diferencia cultural como el cruce del estrecho de Gibraltar. Nos bajamos del ferry muy apurados ya que armando las bicis no permitíamos el desembarco de los automóviles, y demoramos un rato andando entre camiones y grúas hasta dar con la salida del puertopara comenzar nuestra travesía por Andalucía en bicicleta.

Decidimos parar en Algeciras y comer antes de comenzar el camino hacia Estepona, pueblo distante unos 70 kms por la costa donde nos esperaba nuestro primer anfitrión de Warmshowers del viaje en bici. Detalles tan simples como comprar algo sabiendo el precio de antemano o pedir indicaciones del camino en nuestro idioma fueron pequeñas delicias tras largas semanas de incomunicación. Bueno, o algo así...entre el acento andaluz y el Chileno hay casi las mismas diferencias que con el Arab. El primer tipo nos dice casi gritando " NO MATSHO ES QUE PA LA AUTOPITXA NOTE PUÉ METER EN LA BIDCI QUE ES PA´O Y TE PUEHEN ARROIAR O QUIZZHA LA POLITZIA TE METE UNA MULTA".

Lamentablemente no hay vía altenrnativa de Algeciras al este asi que nos armamos de valor y salimos, autopitxa y todo, evitando lo mejor posible de los cruces de salidas a vías locales o a locaciones como Gibraltar. Hicimos 10 kilómetros de calor, cemento y vehículos pasando a alta velocidad a nuestro lado hasta que llegamos a la salida de la autovía al pequeño camino costero A7, que resultó ser una vía de alta velocidad de doble pista y con una berma aún más pequeña que por la que veníamos.  Varias veces fuimos advertidos de que la costa de Andalucía estaba tan construída que no resultaría grata para la bici pero nunca me imaginé un escenario como el que encontramos.

En vez de un lindo camino costero todo unido y luego una autopista un poco más al interior alejándose del mar, encontramos una autopista que por tramos se acercaba al mar pero promediaba unos 200 mts de distancia a éste, sin otro camino entre la costa y ésta! Además entra la vía y el mar hay un continuo de edificios residenciales, hoteles, restaurants y otros de diseño "mediterráneo" por lo que hicimos 50 kms de costa y apenas vimos el mar! Mi plan de recorrer la costa acampando y almorzando pescado en pequeñas caletas pesqueras de carácter Andaluz, Valenciano y otros se desvanecía ante mis ojos. En vez de eso desfilaban ante mis ojos canchas de golf y urbanizaciones de nombres tales como "Bervely Hills villas" o "Bel Air deluxe condos".

Un poco descorazonados llegamos a la urbanización donde estaba la casa de Thomas y Marta, un conjunto de casas alrededor de una cancha de golf, muchas de las cuales se veían sin terminar y abandonadas. Tras mucho batallar por encontrar la casa, él nos contó que la crisis pegó tan fuerte a las inmobiliarias a cargo del conjunto que quebraron y perdieron la propiedad de las casas y los bancos u otros acreedores tampoco están aún en condiciones legales de venderlas. El resultado es un barrio semifantasma pues además de las casas con dueños la mayoría son extranjeros que las usan de residencia exclusivamente de verano.

 

Thomas es Chileno y conoció a su esposa Marta, española, en San Francisco California donde ambos estudiaron, su primer encuentro y su boda fue en el festival de The Burning Man lo que ya de por sí los descibe un poco! Ellos acaban de ser padres de la preciosa Martina y se han permitido vivir la primera fase de la paternidad en el apartamento de verano de la familia de ella en Estepona y así fue como llegamos a ellos. Juntos viajaron de Santiago hasta el extremo más austral de Chile en Puerto Toro, así que nos aconsejaron mucho respecto a las bicis y salimos con la conclusión de que necesitábamos hacer algo para ayudar a la Cami, que con sus frenos de manillar de ruta venía sufriendo cada bajada grande.

 

Decidimos darnos un día de descanso con ellos para pensar bien la ruta y jugar un poquito de golf y salir a conocer Marbella. Alejarse de la costa e irse al interior implicaba subir unas montañas brutales y, si bien no alargaba mucho la ruta a nuestro destino más próxio que era la ciudad de Málaga, sin duda representaría un retraso en tiempo. El factor que nos terminó por decidir fue la información que vimos del pueblo de Ronda, destino turístico del que en Chile se sabe poco y nada, pero que sin duda valdría un día de sufrimiento cuesta arriba.

Los caminos de montaña tienen algo especial. Decir que se disfrutan es ser extremadamente simplista respecto al dolor teporal inmenso que se puede sentir estando ahí, pero el recuerdo de los días de subida tiene mucho más de dulce que de amargo. El día de la subida a Ronda alcanzamos un puerto de Montaña de 1.065 metros de altura, tras comenzar el día en la cota 0.

Partimos entre mansiones y canchas de golf, pasando luego a un paisaje de un bosque frondoso introducido, pinos principalmente. Ya al llegar a la cima nos encontramos en cerros áridos y rocosos pero de formas muy lindas que nos dieron paisajes realmente impresionantes. Eran alrededor de las 5:30 PM cuando finalmente divisamos el pueblo de Ronda y desde ahí todo se nubló.

En primer lugar pinché una rueda, la misma de Marruecos pues la cámara de repuesto, siendo mi rueda más ancha que la medida de la rueda de la Cami no se ajustó bien y tuve que cambiarla para llegar a comprar una más adecuada. Uno pensaría que tras tanto subir  la bajada hacia el pueblo la íbamos a disfrutar, pero la Cami con sus problemas de freno decidió bajarse de la bici, y yo con mis ganas locas de llegar me enojé con ella, así que cuando finalmente encontramos un camping donde pasar la noche nos tomamos al menos 30 minutos para descansar y que se nos pasaran las malas sensaciones del viaje para comenzar a armar el campamento y la comida (Que como estábamos muy cansados para salir de nuevo consistió en pasta sola).

 

Ronda es sin duda un pueblo maravilloso, en el medio tiene un tajo que separa el pueblo en dos y los puentes para unirlo son una verdadera maravilla, el único problema es que por la mañana se materializó el pero de nuestros miedos, la lluvia, y como dirían los Intoxicados, esta vez era en serio.

Todo partió con una llovizna desagradable mientras levantábamos nuestro campamento pues el camping donde llegamos valía 15 euros que no se justificaban bajo ninguna condición normal, pero como dije nuestra llegada no fue precisamente normal. Salimos entonces con las bicis cargadas a conocer el hermoso pueblo, hermoso pero desgraciado. Desgraciado pues todas sus calles son de adoquines y que con la lluvia se hicieron imposibles de pedalear y quizás incluso más difícil para empujar la bicicleta con todos los kilos encima. Así, nuestra visita a Ronda en diapositivas sería una colección de edificios, estatuas y otros mal enfocados por estar con un ojo siempre en el piso. A todo esto, con la llegada de la lluvia tuvimos que partir a comprar algunos elementos que teníamos pendientes de una tienda de bicis: guardabarros delanteros, guantes abrigados para Cami y la cámara de repuesto. Llegamos a la tienda de Jesús Rosado, la más popular de Ronda a las 2 PM, eso significa en España que estaba cerrando para ir a almorzar para volver después de eso, a las 5 PM. No les miento mis fieles seguidores (Marce, Pablo, Caro y Edwar), en este país, al menos en las ciudades más pequeñas todavía todo el comercio cierra por unas buenas horas para comer y hacer la siesta. No sé si morir de envidia o morir de rabia.

 

El puente que une Ronda.

 

En fin, como seguía lloviendo y no podíamos partir nos avocamos a encontrar otro lugar donde pasar la noche y nos dijeron que fuésemos a preguntar al albergue de la ciudad. Imáginandonos un lugar para indingentes donde pasar la noche en un catre y un plato de comida gratis llegamos allá sólo para encontrar una hostal de lo más tradicional, gestionada por privados y más encima cara, 12 euros por persona la noche en habitaciones de 6.

Era nuestro cuarto día en España y en ninguno de ellos habíamos sido capaz de mantenernos bajo el presupuesto diario que habíamos estimado.

Matías con stress nivel 1.000.

Decidimos quedarnos por falta de alternativas la verdad, pues salir del edificio a acampar bajo la lluvia que se estimaba duraría al menos tres días no nos hizo mucho sentido, así que dejamos las cosas y partimo en las bicis hacia la tienda estrenando nuestras capas de agua, que salvo unas costuras que no está selladas se comportaron bastante bien.

En la tienda nos atendieron muy amablemente pero la cuenta nos salió del orden de los 80 euros pues me compré gafas con cristales intercambiables ya que venía usando unas de 5 euros que me compré en la plaza de Marrakesh que probablemente me quitaron 2 años de buena vista, y porque además para los días oscuros de lluvia andar con gafas oscuras es como un suicido con probabilidad 50%. Recuerdan el presupuesto? Vamos a tener que pasar un par de días a pan y agua para volver a entrar al promedio.

Llegó el miércoles 18 de Marzo y salimos de Ronda en dirección  a Granada. Eso en un par de días pues la distancia aún era de casi 200 kilómetros. No pasaron 15 minutos de pedaleo hasta que comenzó a llover. Sacamos nuestras capas y la verdad es que disfrutamos esas horas iniciales pues la lluvia era leve y era todo una aventura nueva.

En el pueblo de cuevas del becerro paramos a comprar pinzas (perros) para la ropa para poder hacer que nuestras capas no se nos levantasen con el  viento en las bajadas y no se nos bajasen hasta la rueda. Dos Chilenos en ponchos amarillos con refractantes en bicicleta bajo la lluvia y con pinzas flameantes golpeándoles la espalda, además uno de ellos con gafas amarillas dignas de disco gay de los 90s...debemos haber sido un lindo espectáculo.

La lluvia no amainó pero seguimos de muy buen espíritu en dirección al pueblo de Campillos, el camino era de suaves lomas plantadas con Olivos y debe ser muy lindo de ver en un día soleado pues además en todas las cumbres hay molinos de generación eólica. Lamentablemente no teníamos la capacidad de distraer la atención de la ruta por mucho tiempo.

Entramos a Campillos a eso de las 4 PM, que pueblo de mierda... Es  Campillos es lo que su nombre dice, el poblado donde los trabajadores agrícolas de campos pequeños van a comprar cosas y a beberse los sueldos. Como estábamos empapados íbamos con la intención de pagar otra noche de alojamiento pues si no entrábamos en calor de alguna forma no podríamos jamás dormir.

Había un edificio del cual colgaba un cartel que decía "Hogar de jubilados y pensión" asi que entré para preguntar la tarifa por una noche. Les prometo que creí que estaban tratando de batir el record Guiness de la partida de Dominó más grande del mundo, eran quizás 100 viejos jugando dominó.

Cuando al fin uno me prestó atención nos mandaron a otra pensión un par de cuadras arriba en la que nos cobraban 45 euros la noche. No entiendo porque hay tanto hotel cambiándose de nombre como intentando capturar a clientes que entienden la diferencia en algo más que sólo el precio.

En fin, tras una hora de consultas fracasadas y puertas cerradas (Eran las 4:30 PM, hora de almuerzo), dimos en un bar con un tipo que llamó al ex suegro de la amiga de la hermana, algo así que tenía habitaciones en arriendo y terminamos pagando oootros 25 euros por un lugar que de verdad andaba bastante bien.

Durante la noche pensamos mucho sobre que ruta tomar pues la ciudad más cercana, Antequera, es como el epicentro de la actividad comercial de la zona y tiene muchos caminos desde ella hacia distintos pueblos más o menos en dirección a Granada. Lo que nos convenció por una de las alternativas, fue que recibimos una respuesta afirmativa a una invitación de Warmshowers en la ciudad de Loja, desde la cual podríamos en un día llegar cómodamente a Granada, donde nos esperaba el amigo de mi prima Bego.

Salir a pedalear a la lluvia siempre es complicado anímicamente, pero al ser el segundo día consecutivo ya estábamos un poco resignados y el día de hecho mejoró durante la mañana y tuvimos un par de horas, en las cuales pasamos por Antequera y seguimos hasta llegar a Archidona en que realmente pudimos disfrutar el pedaleo. Archidona es un pueblo que vale la pena conocer. Montado en la punta de colina, todas sus casas blancas  hacen que el pueblo brille como una ilusión desde kilómetros de distancia.

En la cumbre más alta del cerro contiguo se erige una fortaleza morisca, que según la soberanía popular sólo fue conquistada porque a Isabel la Católica se le reveló en un sueño un pasaje secreto hacia la cumbre.

 Cuando llegamos al centro del poblado eran las 2 PM y tras semejante escalada llegamos muertos de hambre. Encontramos un tipo en el mercado de Abastos que vendlia platos preparados por 3 euros y al vernos nuestras pintas nos regaló los postres. Dar lástima tiene su lado bueno...

Lo otro bueno de tener real hambre es que se pierde un poco el pudor, nos sentamos a comer en una vereda en pleno centro del pueblo a vista y paciencia de todos los habitantes que nos veían engullir desde sus autos con una cara de asco que de verdad disfruté. Encontramos una cafetería con wifi desde la cual llamamos a mi hermano Cristóbal para felicitarlo por su cumpleaños y en los 10 minutos que estuvimos dentro, lluvia de nuevo.

Aún teníamos un buen trecho para llegar a Loja a la casa de Mel, nuestro anfitrión, y lo peor es que el camino que debímos tomar es la vía de servicio de la autopista de Sevilla a Granada, lo cual siempre promete desvíos innecesarios y malas condiciones del pavimento.

Al final fueron 3 horas de infierno, la lluvia fue acompañada de rayos y truenos, afortunadamente en el momento en que se abrió el cielo y comenzó a caer una verdadera ducha nos encontrábamos al lado de un restaurant Marroquí donde nos pudimos resguardar hasta que volviese a sólo llover. La autopista  es una obra de ingenio excepcional. Me gusta ver como en tramos le hacen un socavón a un cerro para no hacerlos escalar el cerro entero y luego le ponen el material extraído a un terraplen metros más allá para que los vehículos no tengan que bajar a lo más profundo del valle. Los caminos de servicio no se benefician de ninguna de esas obras. Cada recoveco en los cerros nos implicó un esfuerzo enorme ya que si las subidas eran difíciles, las bajadas con los frenos mojados, el camino con ripio y arena húmeda y nuestras capas dificultandonos la visión se hacían incluso peores. No sé que caras habremos tenido pero cuando llegamos donde Mel nos recibió las bicicletas y nos dejó todo listo para que nos duchásemos y tras eso nos sirvió comida.

Mel es inglés y vive en Loja con su mujer española Fátima. Lleva ya casi 15 años en España y tiene una agencia de viajes de aventura como por ejemplo viajes en bicicletas por Europa. En su garage hay una mountain bike, su bici de ruta con la que sale con sus amigos de la ciudad, una tándem de MTB y una tándem plegable. Como en todo grupo pequeño, hay una afinidad especial entre cicloturistas, la deferencia y cordialidad con la que nos recibe la gente que ha viajado en bici es fruto de una empatía  única, y me atrevería a decir que un poquito de envidia. Así como Thomas quiso incluso acompañarnos hasta Ronda, Mel también se notaba a la espera de su próximo viaje con su hijo por el este de Andalucía con unas ansias totalmente imposibles de camuflar. En un viaje de contactos tan pasajeros como el nuestro, en el cual como mucho sacamos un whatsapp o un facebook para seguir en contacto, el tener esta red de apoyo se agradece demasiado pues al final crea una sensación de amistad continua, con distintas caras.

Mel nos invitó a un pequeño citytour por Loja, la flor entre dos espinos como se le conoce, por estar en un valle flanqueada por dos cerros imponentes. Si bien hay ciudades más lindas, si se está de visita en Granada creo que vale la pena ir a conocerla. Nuestro plan era partir a Granada, distante a unos 55 kilómetros después de almuerzo pero ahora sumado a la lluvia que caía había que sumar un viento heladísimo. Entonces Mel deslizó una idea que nos terminó por convencer. El tren desde Loja a Granada toma 20 minutos, vale 6 euros por persona y escala sin dolores de rodillas ni adormecimiento de dedos y pies completos producto del frío todas las cumbres que hay entre las dos ciudades. No teníamos como negarnos.

Siento que debo justificar el hecho de que no tenemos que justificarnos por pagar por transporte. Si bien la lluvia y el frío son parte del cicloturismo, la verdad es que habiendo una buena posibilidad e evitarte un cuarto día consecutivo de mojarse, más el retraso que ya llevamos en nuestra estadía por el asunto de las visas y las ganas de poder disfrutar de una ciudad tan prometedora como Granada hacen que la decisión mas fría y racional fuese tomar el tren. El orgullo? intacto.

Cuando llegamos a Granada nos pusimos en contacto con Carlos, el amigo de mi prima y nos juntamos en un bar, sólo para que nos comunicase que el se iba por el fin de semana de Granada y pasarnos las llaves. Hay gente muy buena en este mundo y Carlos  parece ser parte del equipo.

Tras todas nuestras pellejerías tendríamos para nosotros solos el apartamento hasta el Lunes por la mañana. Lo más sabio habría sido lavar y poner a secar ropa, escribir y subir fotos y luego averiguar sobre la ruta y la ciudad pero si bien algo de eso se hizo lo que más hicimos fue nada. Por primera vez en mucho tiempo ni el clima ni el tiempo ni la condición física eran tema asi que sentarse en un sofá a procrastinar se hizo una necesidad vital y la lluvia que caía, intermitente pero siempre amenazante no hacía más que reforzar el punto.

Granada es una ciudad hermosa pues fue por una parte considerable del tiempo la capita Árabe en la península Ibérica. El barrio del Albayzin, donde vive Carlos tiene sectores construidos estilo Medina y el resto del cerro en que se emplaza dan cuenta de la historia de la ciudad pues por cada detalle de arquitectura Arabe hay una iglesia o algo moderno que se le contrapone.

Como por sus estrechas calles es muy difícil transitar en auto (O en bici por sus pendientes y sus adoquines), estar dentro del Albayzin y en el contiguo Sacromonte es como estar en un pequeño pueblo de montaña, tipo Pisco Elqui adentro y al borde de una ciudad moderna.

La Alhambra es la ciudad amurallada de los Árabes que siendo tal su lujo y belleza que los reyes católicos, esos nazis medievales, decidieron mantenerla y así se conserva como el monumento más visitado en toda España y por ende la segunda atracción más grande de Granada. La primera son las cañas y tapas, que para quien no ha visitado la zona se traduce en que por cada cerveza (caña) que pides en un bar te sirven además un plato de comida (tapa).

La comida es buena y variada y la cerveza es barata. En los lugares más lindos puede costar  2 euros y una copa de buen vino 2,5 euros y con dos de esas ya te has comido un buen almuerzo si elegiste bien tus tapas, aunque en muchos lugares no las puedes elegir.  Podría volver a hablar de La Alhambra, que visitamos y fue sin duda una experiencia increíble, pero si quieren saber de ella tienen google y él hará una mucho mejor descripción que yo, pero mi aporte único y de primera fuente es ése: si vas a Granada la mejor decisión económica para ahorrar en alimento es salir a tomar cervezas (disclaimer: como Cami no bebe alcohol pedía jugos e igual le ofrecían las tapas pero quien soy yo para cambiar el concepto). El resumen de nuestra estadía en Granada entonces es, descanso, mirar la lluvia por la ventana y gastar de manera óptima nuestro dinero saliendo a comer unas cervezas.

Desde Granada nuestra ruta continúa hacia Valencia, y la lluvia no parece dispuesta a dejarnos escapar, esta vez acompañada de su amiga la nieve, pero de eso escribiré más adelante.